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Misterio desvelado

Cuando Antoine Galland, un orientalista francés del siglo XVIII, transcribió Las Mil y Una noches al idioma Europeo y añadió por propia iniciativa el famoso cuento de La Cueva de Alí Babá, jamás hubiera imaginado lo lejano de una ubicación que él imaginó en los áridos desiertos Persas.

Porque finalmente ha sido en España donde se ha descubierto dicha gruta. Y no es ninguna broma, ya que la ciencia ha descubierto sin género de dudas el lugar exacto de un yacimiento que tiene la misma importancia, para el desentrañamiento de los grandes misterios, que la sima de los huesos en Atapuerca (Burgos).

Desgraciadamente, mientras Atapuerca ha contribuido con sus aportaciones a la ciencia y a la historia con innumerables descubrimientos de verdadero interés, como productos de una maravillosa flor cargada de extraordinario valor cultural, la cueva de Alí Babá, ha dejado salir al exterior la peor desgracia que un país quisiera para su imagen, por no hablar del inmenso daño que dichos ladrones han ocasionado a una sociedad de por sí malherida económicamente.

Pero no me andaré con rodeos porque hoy es el último día del año y no quisiera que además, los ladrones me roben también el preciado tiempo que quiero destinar a ser feliz.

La cueva es un lugar caliente y antiguo, cuyas paredes se descuelgan como estalagmitas de podredumbre, seguramente rodeado de una espesura a la que solo un hombre con agallas ha tenido acceso. El lugar es maloliente, pero muy acogedor para los ladrones, que gustan de un refugio lo más oscuro y abrupto posible para sus fechorías. Nadie tendría interés en ese nauseabundo lugar del que proceden los más execrables cortabolsas, ya que el olor pútrido que emana de dicha gorrinera, servía como ahuyentador de la justicia y refugio para lo peor de la naturaleza humana.

Hasta hoy. Porque las fuerzas de seguridad españolas, haciendo un esfuerzo sobrehumano y a costa de la amenaza que supone acercarse a ese repugnante lugar, han conseguido dar con su paradero y de ese modo, arrestar a los facinerosos que han anidado en ella desde su nacimiento como ratas infectas.

El lugar no está lejos, casi en otro país. Y omitiré las coordenadas exactas de su ubicación por respeto a las víctimas y para que los ciudadanos no tengan la tentación de volar con dinamita ese pozo fétido del que brotan alimañas. Exactamente se encuentra entre las piernas del diablo. Sí señores, la cueva de Alí Babá es la vagina de Marta Ferrusola.

Feliz año a todos.

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