La caló

Ayer me pasó algo muy raro. Todo el mundo, desde por la mañana, me empezó a felicitar con palabras muy bonitas.

Como dio la casualidad que el día anterior había estado haciendo el amor, me pregunté si es que tenía cámaras web en mi habitación y la escena se habría emitido a nivel mundial ¡vaya corte! Y me decían ¡Felicidades! como si yo fuera Nacho Vidal y se me aplaudiera por la potencia que desarrollo en la cama, muy parecida al motor de competición de Jorge Lorenzo. También vi varias veces escrito ¡que cumplas muchos más! y yo me decía "pues claro, no será el último". Debió de ser esta caló sofocante la que hizo que estuviera todo el día abrumado por ese éxito de mis artes amatorias y anduviera estirado por la calle, como un pollo semental ascendido a primera Yo respondí a todo el mundo, cariñosamente, como corresponde cuando la gente te halaga por un trabajo bien hecho. (Espero que no se me olvidara nadie porque todos fuisteis amabilísimos y yo os lo agradecí sinceramente, uno por uno). Esta mañana con la fresca, he caído en la cuenta de que ayer era mi cumpleaños y que mi potencia sexual no tenía nada que ver con esas enhorabuenas que recibía a cada minuto. Así que pido perdón por mi error de comprensión. Aprovecho para rebotaros las felicitaciones ya que me complace mucho vivir en un país en el que la buena educación, es mucho más sabrosa que la más apetitosa de las recetas culinarias. Sois gente grande y os quiero a todos. Muchas gracias por alimentarme con vuestra amabilidad.