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Mariano

En fin, mi esquema de escritura va a ser el siguiente a partir de ahora, primero unas gotitas o chorrillos de reflexión sobre la vida y luego, la gran cagada, en forma de minúsculo relato, exactamente como cuando se va de vientre. Después de todo, si no voy a dormir más en lo que me queda de vida, para que voy a perder el tiempo en la cama. Son ahora mismo las 05,06 de la mañana y no he dormido ni una sola hora desde que me acosté. ¿Quién podría dormir cuando se tiene la sensación de ir montado en cualquiera de los asientos del avión que ha estrellado ese loco hijo de puta?

Si no consigo dormir desde el día de ese accidente, es porque no se si soy el único que se da cuenta de la dirección que lleva el mundo en el que voy subido. El caso es que me mantiene en permanente vigilia esa sensación de estar en manos de mentes desquiciadas, como las de ese piloto o las de quienes nos abocan a todos al desastre más absoluto con su equivocada dirección. No obstante, lo grave es el hecho de que los futbolistas sean multimillonarios o que alguien como Belén Esteban triunfe en televisión, lo cual me da pistas para entrever que los ciudadanos eligen ex profeso ser víctimas intencionadamente. A estas alturas, todo el mundo habrá visto ya el video en el que Mariano Rajoy, como un deficiente mental en una reunión de letrados, se muestra alienado mientras el resto de los asistentes, entre los que se encuentran presidentes de gobiernos importantes, atienden a las explicaciones de lo ocurrido en el siniestro. El comportamiento de este individuo, al que llevo observando tantos años, para mí no es nuevo. Su forma de andar moviendo los brazos con inusitada energía aunque tan solo camine dos pasos, el tener que leer cada una de las palabras que manifiesta en público, esos tics de su cara, esa sonrisa de imbécil sistémico, su mirada como perdida, su extraña voz y lo que es peor, el resultado de sus políticas, me lleva a pensar que estamos en manos de un piloto perturbado cuyo único objetivo es la destrucción del avión y todo lo que contiene. ¿Nadie ve esto? En esta analogía, la importantísima diferencia con el desgraciado y verdadero accidente intencionado, es que aquellos mártires que en paz descansen, no tuvieron la opción de elegir su destino. La escena que yo veo es la siguiente: Pongamos que solo hay un piloto y que el avión ya ha iniciado la fatal caída contra las montañas. El resto de pasajeros entre los que me encuentro, van durmiendo, quejándose, riendo, charlando de fútbol... lo propio de gente confiada a la dirección de una persona presuntamente responsable. Pero yo me he dado cuenta y empiezo a gritar. Nadie me oye, como si no existiera. La gente a lo suyo y Mariano a los mandos con esa sonrisa desdentada de enfermo mental mientras los avisadores automáticos del aparato empiezan a emitir alarmas de cercanía de tierra o de colisión inminente. En el último instante, logro abrir la puerta de la cabina y veo por la luna delantera del aparato la montaña a escasos tres segundos. ¿Qué me dice Rajoy? - ¡Mire ushté...! Después silencio y desgracias.

CUENTO Quería suicidarse ahorcándose pero su cuello era muy fuerte. Se ato las manos con bridas a la espalda antes de colgarse y se dejó caer. La cuerda apretaba, pero no lo suficiente para matarle. Comenzó a pasar el tiempo y no moría. Murió tres días después de sed e inanición.

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