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No me extenderé. La publicidad y la política son semillas del mismo engaño. ¿Puede alguien creer que alguno de nuestros mejores deportistas, esos cuyas minutas superan las siete cifras, sean usuarios de esas baratijas de coches que anuncian? ¿Puede alguien creer que los dirigentes en la cúpula de la política no tengan en mente, como principal objetivo, su propio enriquecimiento? Tras afeitarme las axilas percibí unos picores. He utilizado Vaginesil y puedo confirmar que no funciona. La publicidad es engañosa. Felipe González es un multimillonario socialista con una chaqueta de pana que utiliza como disfraz. La política es engañosa. No somos imbéciles. En mayor o menor medida somos ciudadanos con un poco de cerebro.