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Feliz 2015

Cómo relajan las tardes de 31 de Diciembre. Es como dejar las piernas sueltas en la llegada a meta. Hoy ya no hago nada más, si acaso poner el entusiasmo sobrante de 2014 para ayudar a preparar una deliciosa cena. Ni siquiera pienso salir a emborracharme, porque pasar la grave enfermedad del día 1 ya no me compensa. He comido las uvas vestido de smoking, de traje y corbata, en pijama y albornoz en la mismísima Puerta del Sol, en una plaza de pueblo, en casas ajenas, en bares, con mi madre, con mi padre, entre hermanos, sin amigos, con amigos, con mujeres, con travestis...y hoy, definitivamente, le doy al pijama en mi propia casa la medalla de oro al bienestar.

He perseguido mi sueño un año más. Pero no lo hago sentado en un sofá henchido de ilusión esperando a que suceda, sino que desde el primer día del nuevo año me pongo literalmente a correr tras él, como un loco tras su sombra. Hoy puedo al menos verle el culo a mi objetivo, y tan cerca lo tengo, que aunque corra como un demonio para no ceder a mis pretensiones, no ha podido evitar que bastantes de las etapas ya las he ganado. Por eso mi patrimonio es el que es y mi cuenta corriente de amor tiene tantos ceros que ni me detengo a contarlos. Por eso mis trabajos me sobrevivirían aunque ya no hiciera nada más y los besos que ya he dado han florecido en la mirada de quién los recibió.

Yo he notado también la crisis, como no, sobre todo en los petardos. Creo firmemente que ambas cosas están íntimamente relacionadas. A menos crisis más petardos, y viceversa. Este año se escuchan pocas explosiones por la calle. Nadie quiere quemar su dinero porque prefiere cambiar ruido por pan. No obstante, estoy seguro que si Steve Jobs, Freddy Mercury, Frank Sinatra, Emilio Botín... pudieran resucitar un cuarto de hora a cambio de dinero, no pagarían menos de doscientos mil euros por esos quince minutos de mágica existencia. De modo que echando cuentas, una hora de vida cuesta alrededor de 800.000 euros que, multiplicados por las cuatro horas que quedan hasta las doce de hoy, suman un total de... una barbaridad difícil de cuantificar. Si alguien dice que es pobre, seguramente lo que tiene es un grave problema con las matemáticas.

Ya está cerca el momento de llenarse la boca de uvas como una ardilla acaparando maíz entre sus carrillos. Y quisiera felicitar personalmente el 2015 a todos los que hayáis llegado hasta este párrafo, pero como curiosamente me leéis más de los que me imaginaba, me resultaría difícil escribiros unas palabras a cada uno si quiero ayudar a poner la mesa, molestar como una mosca alrededor de la excelente cocinera que tengo por mujer, quitarle las pepitas a las uvas,.... Así que sirva esta felicitación para todos, sin excepción: "Espero que 2015 sea una pista de despegue para sueños. Que la torre de control que tenéis en lo alto de vuestros hombros siempre disponga esa pista para hacer realidad los proyectos que se os antojen. Porque es fácil volar cuando no se tiene miedo al vértigo del triunfo, un éxito que no ha de brillar por la cuantía económica de la victoria, sino por la calidad de un objetivo bien conseguido. No seamos buitres en busca de un gran cadáver sino abejas conquistando pequeñas y preciosas flores. Que el nuevo año sea para todos un colorido madrigal cargado de polen que recolectar. Mucha suerte y mucho ánimo."

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