Visita
No podréis creerlo! pero ayer, hacia las seis de la tarde, me dispuse a dar un paseo con mis perros por el entorno de la finca en la que vivo, en Poyales del Hoyo. Hacía una tarde preciosamente otoñal, con los caminos alfombrados de hojas de roble. No habían transcurrido ni cinco minutos de paseo cuando de repente mis dos canes, apuntaron con sus hocicos hacia un abundante zarzal del que salían extraños rumores e inquietantes movimientos. Los perros ladraban como poseídos pero en cuanto levanté al cielo mi palo, conseguí hacerles callar enseguida con la indirecta. Entonces los tres, nos acercamos despacio hacia esa fuente de curiosidad al otro lado de una valla de espino que tuvimos que sortear reptando. Y al otro lado del zarzal, tumbado en la hierba joven que ha despuntado por doquier después de las últimas lluvias, !había un elefante adulto!. Realmente grande aunque muy dócil, como él mismo demostró haciéndome cosquillas con la áspera punta de su trompa. Los perros ya se habían ido con el rabo entre las patas, pero yo permanecí estoicamente al lado de aquel pobre animal gigantesco que parecía desamparado. Como cuando salgo a pasear no llevo mi teléfono móvil, descarté pedir ayuda en el solitario paraje. De modo que analicé la situación y cuando vi el charco gelatinoso que manaba de aquella supervagína, entendí dos cosas; la primera es que era una hembra, y en apuros. La segunda es que estaba rompiendo aguas y a punto de dar a luz. !Qué locura! Mi mente recorrió todos y cada uno de los documentales de National Geographic buscando consultar, desesperado. Afortunadamente, no hizo falta hacer nada porque mientras indagaba en mis escasos recursos, los enormes labios vaginales empezaron a separarse para dejar salir lo que parecía una cabeza más bien pequeña. Y fue un instante, como un enorme y espeso escupitajo de flujo sanguinolento. Enseguida, entre la hierba, yacía inerte aquella criatura desnuda que si bien, en principio no pude reconocer, al instante supe quien era !ERA CLINT EASTWOOD! (¿Ves? Sabía que no ibais a creerlo pero me da igual, así es como fue) En fin, el caso es que no se movía nada, lo cual me puso ciertamente nervioso y me resultó muy desagradable cogerle por los tobillos llenos de aquella secreción mucosa. Imposible además, abarcar con una de mis manos los dos tobillos de Clint y levantarlo, de modo que opté por voltearlo para ponerle bocabajo. Y así, con rapidez y contundencia, le abofetee su culo desnudo. !Qué tranquilidad! enseguida comenzó a llorar y a toser. Y mientras él trataba de incorporarse, pude observar el tatuaje que tenía a la altura del coxis; era un enorme revolver negro y debajo ponía Magnum Love. No sé, todo esto me tenía realmente desconcertado. Ni siquiera sé porqué lo cuento ya que es posible que me toméis por mentiroso. ¿Queréis que os diga como termino todo o mejor me callo?