El fracaso de la inteligencia

Se podría decir que he fracasado como artista pero estaría mal dicho. El fracaso es el de la inteligencia a nivel mundial.

La arrogancia de la economía ha desbancado a la razón, dejándola de lado, como si esta sólo fuera una virtud inferior que no interesa. Es por eso que mientras morimos de calor a consecuencia de un sobrecalentamiento planetario, como si dijéramos un golpe de calor de nuestro medio ambiente, la cúpula política se entretiene hablando de banqueros, bancos y otros pormenores que parecen más importantes que la propia supervivencia de la raza humana.

El mundo se ha convertido en un laboratorio loco para el experimento financiero, apartando el talento creativo en detrimento de las cuentas abultadas de unos pocos que, como conductores de una locomotora sin frenos, cada día alimentan con más ganas sus calderas impulsando nuestro destino hacia un impacto brutal que ya se cierne sobre la humanidad.

Aquellos que tienen tanto, han perdido la percepción necesaria para su propia conservación. Solo miran hacia el cajón de sus billetes. Son incapaces del raciocinio más elemental y es incomprensible su poca reflexión ante la dimensión del desastre. Miles de millones de vehículos expulsando veneno a la atmosfera y no se asustan. No solo eso, sino que en España por ejemplo, imponen multas si uno intenta autoabastecerse de energía solar limpia y pura. No ven las consecuencias de sus decisiones, del mismo modo que un ciego es incapaz de leer las letras, por más grandes que estas sean...

Yo no he fracasado amigos, todo lo contrario. Mi nivel de comprensión es tal, que al igual que aquellos pasajeros del avión que un copiloto loco estrelló en los Alpes, ya estoy listo para esa colisión que todos estamos sintiendo a cámara lenta. El arte ya no vale nada, y lo se porque un sencillo lienzo de Vangohg se vende por millones de euros.