Día 23

Esta mañana vuelven a estar posados en los árboles, esperando a la noche para sembrar el pánico.

El telediario ha dicho que es mejor no molestarles. Los ruidos les despiertan con mucha facilidad y ya todo el mundo se ha acostumbrando a hablar susurrando. Es curioso como los perros usan su instinto y no ladran, porque saben que eso podría matarles. Se están forrando los fabricantes de silenciadores para tubos de escape que no paran de amortiguar el ruido de los motores de explosión a fin de que reine el silencio mientras esos seres duermen.

En Madrid ha habido tres grandes incendios por hacer ruido. Dicen que una niña pequeña comenzó a golpear una olla mientras sus padres dormían. Cuando quisieron callarla, uno de esos seres ya estaba dentro de la casa, incendiándolo todo con la violenta energía destructora que desprenden sus ojos y que ya ha cambiado nuestro mundo. Murieron los padres y los dos niños.

Se han prohibido los espectáculos de música y se ha incrementado la venta de auriculares un trescientos por cien. Los fabricantes de fuegos artificiales han ido a la quiebra y en Estados Unidos, el pentágono ya no hace maniobras militares.

El día menos pensado lanzo dos petardos a la puerta de los Pujol.