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La verdad sobre las células del Rosetón


Ayer asomé el escroto a Saturno. Para mi sorpresa, me lanzaron un ejemplar de la revista El Papus desde ese distinguido planeta y no pude por menos que leer la primera palabra del primer párrafo de la primera hoja. Decía "Son" y después otras cosas que no apunto por respeto a la corona y a la Santísima lupa de Sherlock Holmes.

He cenado una antena de gamba que me quedaba de navidad y he hecho zapping durante setenta y dos días con sus correspondientes desayunos. Al setentaytresavo día, lo he decidido, me voy a convertir en luciérnaga. De modo que esta mañana he llamado a un especialista en cambio de especie y me ha recomendado que empiece desde el minuto nueve a tomarme las hormonas.

Estoy notando calores en la parte sur del escafoide, pero pienso seguir con el tratamiento pase lo que pase, incluso aunque me destete mi mujer.

Seguramente, a lo largo de los próximos noventa y cuatro milisegundos, se me enciendan por fin los testículos en primer lugar y la zona perianal a continuación, pero tengo esperanza en una vida menos científica con lo cual, si se me aconseja la castración química desde las altas esferas de la vía láctea, procederé de inmediato a comerme la antena de gamba que aún conservo en la nevera desde navidad.

Deseadme suerte y nos vemos en Kakaquistan.

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