Gracias

Querido público. Nada como vuestros ojos invisibles al otro lado de mi agradecimiento. Sois en verdad el casco que mantiene a flote la existencia en la que viajo. Cada paso, cada huella que voy dejando, tan solo es una ahogada semilla callada en lo recóndito de la montaña de grano que atesora el mundo del arte. Pero vuestro rastreo, por más desapercibido que parezca, me trae la luz hasta estas profundidades en las que yace silenciosa mi pisada. De alguna manera, me siento parte de las paredes que dan forma al montón de simientes, y recibo calor a través de vuestra mano decidida, a la que me aferro con todo el cariño para mantener la velocidad de crucero. Gracias