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Arte Contemporáneo

Menos mal que no vinisteis ayer a la inauguración de la exposición de arte contemporáneo de Arenas de San Pedro. Fue un verdadero desastre y muy pocos salvaron su vida. Yo conseguí escapar porque me escondí bajo las faldas de una gitana que vendía tomates podridos en la puerta del Palacio en el que se celebró. Solo vinieron trescientas cuarenta y dos personas, muchas de ellas Yihadistas y también... mucho niño armado hasta los dientes. Es normal, no había nada que ver puesto que las supuestas obras de arte que se exponían, eran en realidad una tapadera para el tráfico a gran escala de narcóticos. A la alcaldesa sólo se le vio la mano cuando bajó un poco el cristal blindado de su coche para que le entregaran un paquete cuyo contenido desconozco. Los trabajos de arte contemporáneo colgados de la pared, estaban hechos con técnicas mixtas mezclando pasta base de cocaína, diferentes "pirulas" de todos los formatos, aglomerados de marihuana para texturizar, speed liquido para barnizar y lo mejor los marcos de los cuadros, hechos con pólvora prensada. Eran muy bonitos. Así fue como mientras la benemérita hacía guardia a las puertas de la exposición para "dar el agua" si se acercara la agencia anti-droga, dentro se cocía la gran fiesta del arte contemporáneo. Los artistas, cada uno en su correspondiente espacio, se afanaban por vender al mejor postor su mercancía. Había señoras mayores probando la calidad y jamás he visto rayas más grandes entrando por una nariz. Diríase que tenían el cerebro vacío para dar cabida a tanta farlopa. De repente, uno de los muchos niños, extrajo la anilla de una granada de mano y la dejó caer por las imponentes escalinatas de piedra del Palacio. La explosión se escuchó hasta en Poyales del Hoyo y para cuando quisieron llegar los equipos de emergencia, el interior de la sala de exposiciones era ya un collage de sangre, colores pastel, resina de poliuretano y gente bailando al son de los AK-47. Me gustó mucho porque luego, los que sobrevivimos, nos fuimos a cenar y antes de terminar, el que quiso se suicidó bajo los aplausos de los restantes. Yo preferí seguir vivo, sobre todo para poder dar cuenta de los acontecimientos. En fin, todavía puede verse esta exposición hasta el 31 de Agosto pero es mi deber aconsejar mascarillas de protección y esparadrapo en los ojos para no ver esas obras de arte que lo único que buscan es la depresión del visitante.

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